Todos los días de lluvia
Siempre
creí que me gustaba la lluvia, puesto que desde niña
mi mamá inculco ese amor en mí, puesto que ella ama escuchar como la lluvia cae tormentosa sobre el techo y las calles, el
sonido por las noches llena de pasión y paz su corazón. Sin embargo, ese sonido
solo inquieta al mío, siempre mire la lluvia como
una cosa maravillosa a la que hay que amar, y aunque aún creo que es maravillosa
no puedo amarla, su expresión causa en mí una angustia melancólica.
Mientras
cae con mayor intensidad yo solo puedo imaginar que la lluvia solo
trata de empatizar con los corazones rotos del mundo, y su fuerza es
directamente proporcional a la tristeza que guardan en ellos, y
consecuentemente mi corazón se siente desconsolado.
La
única forma de no sentirme así y disfrutar de esta es caminar bajo ella, aunque
suene tonto e ingenuo me hace sentir que al caminar mi corazón trata de
consolar a la lluvia, evitando que caigan sobre el
pavimento frio, acumulándose solas como si fueran un mar de lágrimas, pienso
que al dejar que caigan sobre mi les doy la oportunidad de volver a sentir
esperanza, las dejo robar mi calor y las acompañó mientras se desahogan.
Para mí
un corazón roto solo significa que hay más oportunidades, que puedes volver a
amar con aún más intensidad la próxima vez, ya sea a la vida o a una persona,
por eso me angustia ver las caer, me hace sentir que están completamente solas
e incomprendidas, como se siente cada persona triste en el mundo.